HOY

Hoy, el mundo se reúne, en el centro de su propio mundo, para salvar, el sistema perfecto, de su mundo perfecto.

 

El Capitalismo.

 

El mejor sistema posible, que garantice su propia supervivencia.

 

Un sistema, que garantiza crecimiento, riqueza, seguridad, y estabilidad, a un modo de vida.

 

Nadie, en ese mundo perfecto, se preguntara, que es lo que ocurre, con ese otro mundo, que no es perfecto, y cuyo centro, esta muy lejos del mismo, donde no hay riqueza, seguridad ni estabilidad.

 

Donde ni siquiera, hay mundo, más allá del día a día, por la supervivencia.

 

Hoy, los que tomaron la representación de todos, decidirán como podemos seguir siendo ricos, contaminantes, y despilfarradores, y se sentirán satisfechos de su existencia, preguntándose, como lo hubiéramos conseguido solos, sin ellos, y agradeciendo a Dios, que los haya puesto allí, para bien de ese mundo.

 

Al final, tomaran decisiones, se revolcaran en su propia gloria, y se repartirán protagonismos, pero todos, alegaran al poder del mercado, para autorregularse.

 

De cómo el libre mercado es sabio por si mismo, y selecciona “naturalmente “quien debe ganar y quien debe perder.

 

Ellos, que controlan el mercado, le darán a este, la potestad de decidir entre pobres y ricos, entra opulencia y hambre, entre privilegiados y parias.

 

Pero es la virtuosa democracia la que decide, y el mundo debe acatarlo, incluso ese mundo que no existe, que no participa, que ocupado en su propio hambre, no tiene tiempo de discusiones.

 

Ese mundo, que es útil al mercado, pues compensa con su pobreza, el exceso de riqueza, con su trabajo, el ocio, y con su fe, la propia existencia de los Dioses que deciden.

 

Ellos, mejoraran con esas decisiones que se tomen, porque el mercado es sabio, y les dará lo que les corresponde, por el propio bien de ese mercado.

 

Hoy, no podrán seguir los debates, y ni siquiera sabrán si están debatiendo, pero son afortunados.

 

Hoy, hay un mundo que decide por ellos, para que no tengan que perder ni un minuto, en su continua búsqueda de su propia supervivencia.

 

Son afortunados, pues el Dios que les cuida, ya no esta solo.

 

Tienen al Dios mercado, (también conocido como Capitalismo) que también les cuida, y entre los dos, nada les debe faltar.

 

De hecho, ser pobre, ya es una virtud en si mismo, y una comodidad, pues de lo contrario, hoy, estarían tomando decisiones.

Deja un comentario