Cuando la arrogancia agoniza

CUANDO LA ARROGANCIA AGONIZA

 

Todos, vivimos asentados en nuestras propias fortalezas y en nuestros propios temores.

 

Somos, lo que creamos, lo que sembramos, y lo que somos capaces de hacer crecer en nuestro tiempo.

 

Al final, dentro de nuestro propio vacío, existe siempre  un punto de apoyo al que nos agarramos con obsesión, que nos salva de nuestras propias limitaciones, a las que intentamos ignorar de una manera obsesiva.

 

Todos, somos dependientes, de nuestra convicción, de lo que nos creemos que somos, y sobre todo, de lo que pensamos que los demás creen, viviendo prisioneros de las opiniones.

 

Aunque como en todo, existe un lado oscuro.

 

Cuando abandonas, cuando dejas de esforzarte en asimilar, compartir, y ver lo que tu entorno puede aportarte.

 

Cuando tus propios miedos, te alejan y te aíslan,  y entras en el círculo de retroalimentarte de tus propias mentiras, que te acaban convenciendo, entonces escapas de la realidad, y entras en la arrogancia.

 

Vivir en el alambre de la arrogancia, sin una red de valores que te proteja, te convierte en un malabarista, abocado al precipicio.

 

Porque la arrogancia, viene en embalaje débil, envuelta en un velo transparente, y vacía de contenido.

 

Es la máxima expresión, del desprecio al aprendizaje, del miedo a las limitaciones, y la mayor de las alabanzas a la mediocridad de uno mismo.

 

En su propia carrera absurda, se aleja de todo compromiso, de toda solidaridad, y de toda comprensión, porque vive en su propio mundo de desprecio a todo lo ajeno.

 

Nada, es más patético que asistir a la agonía de la arrogancia.

 

Cuando el frágil embalaje se rompe, y el transparente velo dibuja la verdad, el arrogante, prisionero de su propio vacío, se sigue retroalimentando de su propia arrogancia, y aislándose de toda realidad vive su propia agonía, en una numantina defensa de si mismo, despreciando cualquier cosa que no justifique su propia defensa.

 

Vive un deterioro, evidente para todos, menos para el, que sigue consumiendo su propio veneno.

 

Se corrompe, convirtiéndose en una sombra de lo digno, pero persiste, hasta que acaba sucumbiendo y muere, para todo el mundo, menos para el, convencido hasta el final de la dificultad de explicar su grandeza, entre tanta mediocridad.

 

Y al final, desaparece en las sombras del recuerdo, al limbo de los que no existieron, como condena de su propia egolatría.

 

Pero, como en la propia naturaleza, hasta el cadáver mas corrupto se convierte en útil, aunque sea como aviso, y ejemplo, de los que algún día, quieren ser algo, en la voluntad de compartir, desde la humildad.

 

Cuando la arrogancia agoniza, en su propia patética agonía, da luz a los valores, y abona el camino de los que siguen creyendo que aun, queda mucho por aprender.

 

6 comentarios en “Cuando la arrogancia agoniza

  1. Excelente, genial…… la arrogancía no les deja ver más alla, pero algún día no muy lejano por algún motivo verán un poko de luz y, entonces caen en la más profunda miseria humana.
    Gracias por estar ahí.

  2. Ninuuuuuuuuu eres el mejor………. me has dejado sin palabras……..
    Solo decirte que cada uno recoge lo que cosecha…. y a los arrogantes, fantasmas y rastreros que solo quieren hacer daño……..al final siempre les llega su merecido……..
    Solo es cuestion de paciencia……….

  3. Ahora que la arrogancia ha pasado a mejor vida, Aun hemos descubierto que detras de ella, existe un ser Limitado, despreciable, Falto de estilo, Caduco aun y lo joven que es, y lo que le incapacita para siempre, MAL EDUCADO. Nunca Nadie tan Inapropiado ocupo una posicion tan relevante.
    Gracias una vez mas por tus lecciones Jordi.

  4. Muy bueno, lo malo que los arrogantes del poder aun no sucumben!! y podremos permanecer dentro de este fucking ciclos decadas… algo habra que hacer!!!

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