EL BUFON SIN REY

Todo Rey, necesita su Bufón, y todo Bufón, a su Rey.

 

Viven, en una perfecta simbiosis, retroalimentada por ellos mismos.

 

Tanto es así, que uno, es expresión del otro, en perfecta comunión de sus propias miserias, y sus compartidas mediocridades.

 

Triste es, en si mismo, contemplar esa sociedad de supervivencia, ese núcleo, creado con un único objetivo, un mutuo succionar para transferirse egos, amamantándose uno al otro a base de ilusiones, mentiras, y endiosándose, elevados en su propio altar creado de sus propios miedos.

 

Pero mas triste aun, es contemplar como, cuando esa sociedad de supervivencia, termina, y sucumbe a sus propias limitaciones y mediocridades, quedando huérfana y al descubierto.

Su propio altar, deja al descubierto y bien altas, sus vergüenzas.

 

Es triste, y yo diría patético, observar a un Bufón, sin su Rey.

 

Nadie le alimenta el ego, y vacío de su misión en la vida, servir, adular, medrar, se encuentra descolocado de su realidad, perdido, solo.

 

Con triste deambular, busca su sitio en una sociedad que no es la suya, pues nunca se integro a la misma.

 

Busca integrarse entre hombres libres, pero no puede, porque el, nunca lo fue.

 

Quiere compartir ideas, pero no puede, porque nunca tuvo las suyas propias, y el amo que se las retroalimentaba, simplemente, no esta, porque vive, alejado de allí, otra patética vida.

 

Al fin, perdido entre un mundo que no reconoce, se convierte en un simple cuerpo que deambula, con mirada miedosa, y gestos inseguros, a la búsqueda de un nuevo amo.

 

¿Por qué, que es de un Bufón sin amo?

 

Simplemente, es triste y patético en si mismo, pero digno de lastima.

 

Quizás, como ocurriera con los faraones, habría que enterrar a cada Bufón, con su Rey.

 

Seria, una Eutanasia, misericorde, digna de una sociedad que quiere seguir avanzando.